Qué ridículo me resulta este mundo a veces. Actos y consecuencias no tienen la misma talla ni calzan el mismo número.
Nos empeñamos en responsabilizarnos de nuestros actos, pero ellos carecen de la verdadera importancia; porque las consecuencias son hijas bastardas fuera de toda ley moral.
jueves, 10 de julio de 2008
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