El día que tenga que recordar cómo te pedía saliva o no pueda encajar mi nariz en ese pequeño hueco al lado de la tuya, no sé qué voy a hacer.
No sé qué voy a hacer cuando no pueda mirarte con complicidad entre la multitud o no esté tu hombro para apoyarme mientras duermo.
No quiero levantar la cabeza por si pudiera ver el momento en que esto acaba.
No quiero caminar hacia delante porque no sé cuántos pasos me quedan todavía antes que se termine esta felicidad insoportable.
jueves, 10 de julio de 2008
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