jueves, 18 de marzo de 2010

Premios tiene la vida

Durante el desayuno el aguacate se me cayó tres veces: carajo, carajo, mierda! Dicen que cuando las cosas se te caen es que alguien está pensando en ti ¿También funcionará cuando la que piensa es una misma? Yo estaba pensando en mis premios. Ayer recibí mi último premio, no me lo esperaba y cuando me lo dieron dudé de la razón por la que me lo estaban entregando. Resulta que describí en imágenes y fichas la muerte de mi abuela, el proceso que ha quedado grabado en mi cabeza como pequeñas secuencias de trágica poesía. Ahí entre el jurado que me lo entregaba estaba Vicente, y yo le decía “Qué gusto me da verte, Vicente! Por cierto, quisiera pedirte una carta de recomendación para Sundance…” Entonces él me cortaba y me decía “Luego, luego, ahora que platiquemos” cosa que yo entendía muy bien pues me estaba entregando un premio y no era plan alargar así la ceremonia. Y más o menos hasta ahí es lo que recuerdo del sueño. Un premio. Después de tanto tiempo un trofeo, desde los concursos de dibujo de mi pueblo que ganaba en mi infancia no había recibido un trofeo. Si hubiera sabido que todo iba a ser así la amargura de una vida de finalista me hubiera quitado la ilusión de recoger esos premios. A veces es bueno desconocer.