lunes, 11 de agosto de 2008

!Qué confuso es esto del amor!

Estoy confundida. Me confundo en esto del amor. A ratos me siento como en una ópera pop interminable y a ratos como en una canción de Chavela Vargas, desgarrada. Y es que todo tenía pinta de ser muy fácil, pero al menos para mí, no lo es. Pienso en el motivo real de nuestra existencia: la procreación, y me digo a mi misma, que no puede ser que la evolución de la razón humana haya entorpecido tanto este motor primigenio. Hemos venido a este mundo a unirnos con otros y procrear, sencillamente, lo llevamos tan dentro de nosotros que incluso en las peores circunstancias el ser humano sigue procreando hasta rebasar los límites de la salud mundial. Pero claro, el amor es otra cosa. Eso dicen, pero también hay parejas de primates y de aves que se unen para toda la vida, y que al morir el “cónyuge”, mueren ellos también. A estos normalmente no se les considera cuando hablamos de amor. Otra teoría dice que el amor es un invento relativamente moderno, que hasta la Edad Media, no se hablaba de éste como tal. Pero entonces yo me pregunto: ¿Quién lo fue a inventar? Suena raro que de pronto alguien diera con la “teoría amatoria” o que simplemente por sublimar la belleza humana en las canciones se haya creado el amor y que ahora este amor se haya convertido en el motor del mundo, como una especie de disfraz para el otro motor, el original y primigenio que es la procreación. Sea cierto o no, yo también soy un invento moderno y soy fruto de muchas generaciones que ya contaban entre ellas con este intruso. ¿No podía haber inventado también un manual el que se lo fue a inventar? Supongo que no se imaginaba cuanto nos iba a complicar la vida su invento. Hemos pasado por el amor de los trovadores, por el de los renacentistas y los románticos, para nosotros este amor ya no es cualquier cosa, sino algo tan importante que dirige y convulsiona nuestras vidas. Ahora nos enamoramos y rompemos, somos co-dependientes y obsesivos, encontramos cada 3 años el amor de nuestra vida. Y pero aún; buscamos irremediablemente nuestra media naranja (ese si que fue un mal invento). Así que hay varias almas perdidas por este mundo que vagan en mitad de tanto amor, como yo. Cada vez que empezamos una relación no podemos evitar preguntarnos cosas a futuro, valorar al otro, examinar detenidamente sus cualidades y compararlas con las de quienes nos rodean. No podemos dejar de preguntarnos si estamos enamorados, si es todo una ilusión pasajera o si nos estamos comprometiendo demasiado pronto. Y nos confundimos. Nos confundimos tanto todo el tiempo, que lo arruinamos todo una y otra vez. Pero no acaba ahí la cosa, lo peor de todo es que incluso cuando estamos seguros por completo que sí, que estamos enamorados y ansiamos esa persona amada, no sabemos cómo comportarnos. Dudamos, tememos, no nos damos o nos damos sin límites, y acabamos confundiendo a la otra persona. Podríamos decir, que estamos incapacitados para esto del amor. Que no para amar y esa es la gran tragedia.