viernes, 24 de julio de 2009

principio del fin

Y todo se desvanece entre dos platos y un mantel, así debería empezar esta historia; los dos callados, mirando al vacío que hay entre dos platos sin saber a donde ir ni que hacer, habiendo agotado ya todas las posibilidades del uno para consolar al otro.
Al alzar la vista y mirarnos no habrá ya nada de esperanza. Pero quedarnos en este estado tampoco la tiene. Deberíamos derrumbarnos y llorar nuestra tristeza, pero el llanto se nos ha ido escurriendo en el pasar de los días tristes, en la batalla de boxeo que poco a poco los dos hemos ido perdiendo por cansancio. Ya no hay pasión para llorarnos. Somos como un matrimonio que ha perdido un hijo.
No me importa haberlo perdido todo. Pero al haberme perdido yo ¿Dónde me deja esto ahora? - se lamentaba ella, dondequiera que estuviera.