jueves, 10 de julio de 2008
CAFÉ MEXICANO
Se sentó a contemplar el sol llenándole la taza de café caliente. Dejó que los rayos le calentaran la espalda mientras observaba la estancia; estaba llena de cosas que no le pertenecían y de las cuales desconocía su pasado, eran simples objetos. Por la ventana se veían las copas de las palmeras; si decidía levantarse vería la ciudad despertar. Pero sólo si conseguía decidir, y estaba demasiado aturdida para decidir. Agarró el café con fuerza y esperó que alguien apareciera abriendo la puerta de la estancia y la sacara de su letargo.
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