sábado, 28 de febrero de 2009

como humo


Tengo varias imágenes el día de hoy. Una de ellas es un enchufe de pared con un rastro de polvo anaranjado. El rastro de ese polvo tan característico de ladrillo triturado, se dividía en dos y se volvía a unir en un montoncito sobre una caja de línea telefónica sin conexión. No lo habían limpiado desde el día que lo instalaron. En la misma habitación, en la segunda repisa de un estante metálico, había una pequeña cubeta alargada de aluminio envejecido. Sobre ella, en uno de los lados alguien había puesto un adhesivo de demo que rezaba: eres una pulcra. Definitivamente no lo era. Más allá de las paredes de nuestro condominio los árboles de la plaza San Juan siguen asomando sus copas. Se mueven fervientemente, y pienso; ¿será que ahí arriba el aire es más fuerte? Mientras yo cargo la cubeta de la ropa sucia, voy camino a casa de Xènia, con tejanos sin cinturón y gafas de sol, arrastro los pies por el pasillo de nuestra vecindad. En mi cabeza suena Amadou & Mariam, los he dejado en casa en pausa. Me froto la cara con la mano e inmediatamente me acuerdo de Antonino, todavía no hace mucho que se ha ido. Me relajan las imágenes que llegan sin avisar y sin irlas a buscar.