lunes, 11 de mayo de 2009

la "intensita"

Hay un adjetivo en México muy cruel: ser la o el “intensito”. Digo cruel porque es una manera letal para descalificar a aquellos que somos exageradamente sensibles y así lo expresamos. Algunos podrían llamarnos histéricos o histéricas. Exacerbadas o exacerbados. Al fin y al cabo solo son formas simples de expresar precisamente esa hipersensibilidad y over-expresividad. Pero “intensita” (voy ya a abandonar lo políticamente correcto y dejar el género masculino de banda, porque al fin y al cabo hablo de mis cosas y lo mío termina en –a) es un adjetivo descalificativo sin espacio para la comprensión. Es como una manada de hombres viendo un anuncio de compresas y pensado “ah, que aburrimiento, siempre igual”, Oh, sí queridos, eso es cada 25 días, lo sabéis bien. La “intensita” es esa que habla y da importancia a algo cuando debería dejarlo pasar y callarse, es esa que no se ríe con un chiste machista (además de que casi todos son malos ¿cuándo lo entenderéis?), la “intensita” es esa que en una reunión de “amigos” no se calla cuando está en contra y quiere seguir ahondando en el problema cuando los demás ya han pasado un tupido velo ante el incómodo comentario. La “intensita” es la que subraya el subtexto de los “solo un comentario” y entonces hace un problema, la “intensita” es la que no está dispuesta a aceptar los celos de su novio como algo “normal” a lo que hay que resignarse. Y sí, la “intensita” también es aquella que cuando le tocan aunque sea el do menor salta como una hipérbole viviente sin poderse contener, tal vez ese sea el único y verdadero defecto de las “intensitas”. Perdonen las molestias que esto les pueda ocasionar, pero soy una intensa.