martes, 27 de enero de 2009

dulce de leche

Hoy me sentía triste cuado miraba el bote gigante de dulce de leche. Las excavaciones de las cucharas habían dejado arañazos a lo largo del interior del bote y si no hubiera sido porque dentro era muy oscuro hubiera visto las entrañas de azúcar. Entonces recordé del día en que le pregunté a Manuel como sentía la presión del tiempo. Me había dicho que él se sentía en el interior de un tanque sin oberturas que iba llenándose de agua y que en algún momento llegaría a ahogarle. Me acuerdo que pensé que tristeza. Estábamos sentados en el balcón del hotel, era muy noche, apenas se veía el mar, yo bebía mezcal y me fumaba un cigarrillo, él solo estaba. Siempre debí saberle a vicio. Estoy casi segura de que él no conocerá esta sobriedad que a ratos me pone tan triste. Creo que tenía razón al pensar que el cigarro era una manera de evitar la vida, si una se la fumaba, siempre podía evitar que la vida se la fumara a una.