When you are happy and the pain knocks at your door lo puedes
sentir doblemente. Al abrir la puerta apartas la vista para fingir que no está
ahí, lo habías olvidado en una esquina la última vez que te fuiste de
vacaciones. Pero como un perro abandonado, siempre reconoce el camino a casa. Existe
una gran diferencia; el dolor no tiene cara de ternura e incomprensión, sino de
horror y agonía, tiene una sonrisa maldita que le sirve para recordarte que
para abandonarlo definitivamente no te bastará con meterlo en una bolsa de
basura y dejarlo en la cuneta. Tendrás que hacerlo, tendrás que sentarte y
mirarle a la cara y preguntarte porque se parece tanto a ti.
viernes, 21 de diciembre de 2012
miércoles, 19 de diciembre de 2012
naranjas
No creo en medias naranjas.
Para eso tendrían que haberme partido primero,
y no me consta que lo hayan hecho.
domingo, 11 de noviembre de 2012
Enfermos terminales
Tell me you like me in English.
Habíamos decidido que íbamos a vivir esos momentos con intensidad. Íbamos a decirnos lo que sintiéramos en el momento de sentirlo ¿y si eso era amor? ¿Cómo saberlo?
Dos personas que ya han amado con dolor en esta vida y que saben que todo es finito: incluso el amor. Eso éramos. Da igual lo que sucediera mañana, no podíamos preverlo ni controlarlo. Éramos como dos enfermos terminales que no querían dejar escapar la vida. Por eso incluso los espejismos era bienvenidos a vivirse como si se trataran de la realidad.
La consciencia de que nuestro mundo podía esfumarse en unos días dormía con nosotros y eso nos hacía atrevernos a plantearnos preguntas que tenían por respuesta amor. La cama era una jungla donde se mezclaban; nuestro pasado y presente y la puerta de la habitación estaba cerrada al futuro. No nos podía molestar.
No queríamos que nos molestara.
¿Por qué hacernos preguntas que podían matarnos? ¿Qué enfermo terminal desearía morir?
Habíamos decidido que íbamos a vivir esos momentos con intensidad. Íbamos a decirnos lo que sintiéramos en el momento de sentirlo ¿y si eso era amor? ¿Cómo saberlo?
Dos personas que ya han amado con dolor en esta vida y que saben que todo es finito: incluso el amor. Eso éramos. Da igual lo que sucediera mañana, no podíamos preverlo ni controlarlo. Éramos como dos enfermos terminales que no querían dejar escapar la vida. Por eso incluso los espejismos era bienvenidos a vivirse como si se trataran de la realidad.
La consciencia de que nuestro mundo podía esfumarse en unos días dormía con nosotros y eso nos hacía atrevernos a plantearnos preguntas que tenían por respuesta amor. La cama era una jungla donde se mezclaban; nuestro pasado y presente y la puerta de la habitación estaba cerrada al futuro. No nos podía molestar.
No queríamos que nos molestara.
¿Por qué hacernos preguntas que podían matarnos? ¿Qué enfermo terminal desearía morir?
viernes, 9 de noviembre de 2012
aval anch ar
Las horas de la tarde se han avalanchado sobre mí. He
visto como se acercaban rompiendo el viento y haciéndose grandes y me he
quedado ahí, parada, mirándolas de frente. No por coraje. Quieta, muda, sorda,
rota. Lista para que me aplastaran… creo que estaba buscando un descanso. Un
descanso de mi vida. De mi lista de pendientes. Esta noche parece imposible. No
puedes fumártela, bebértela, follártela, comértela… no puedes hacer nada con
ella. El cielo es un agujero, avalanchar no existe y mi ropa se está volviendo
a mojar.
domingo, 28 de octubre de 2012
Ráfaga II
- Esa es una afirmación muy amplia para ser verdad... y sin embargo las verdades siempre tienen algo de amplío.
jueves, 18 de octubre de 2012
martes, 9 de octubre de 2012
A veces las noches me hacen escribir episodios de novela negra.
- A
mi casa.
Me dieron ganas de reír.
- - ¿No
te acuerdas? Es la primera pregunta que me has hecho.
- - Sí,
es cierto.
- - En
un mes me voy a vivir a París.
Entonces yo pensé en
Yiannis, mi amigo que desde hacía un mes vivía en París. Sentí nostalgia de su
compañía, de los paseos por el Borne a medianoche, de Waikiki.
- - Llevo
diez años en Barcelona. Esta ciudad ya me ha dado lo que tenía que darme.
Afirmé con la cabeza. Mi vida en México,
el Popo y el Itza a lo lejos cada mañana.
- - ¿Qué
piensas de Barcelona? ¿Eres de aquí?
- - Barcelona
es una jaula de oro.
Se me quedó viendo el
poco tiempo que sus ojos mareados por el alcohol le permitían enfocar un punto determinado. Tuve que desacelerar el paso, continuamente lo dejaba atrás. El
alcohol le hacía caminar lento, muy lento.
- - Es bonita. Tiene
unos paseos hermosos, el clima es agradable, la gente es amable y siempre hay
algo que hacer en sus calles. Sin embargo, es difícil económicamente vivir en
ella y los catalanes no son tan cosmopolitas como pretenden. Su burguesía me
carga.
- - Es
un buen resumen.
- - No
existen los resúmenes buenos, una siempre se deja algo.
Sacó otro cigarrillo. Por
primera vez me fijé en su ropa. Llevaba una camisa tejana que jugaba con unos
botones rojos y blancos, un jersey de lana abierto, unos pantalones casuales
pero con esa línea que no permite que se alejen demasiado de la formalidad y
unos zapatos negros que me llamaron la atención por estar lustrados y
brillantes. A pesar de su borrachera no se había mojado los pies en ninguno de
los múltiples charcos de pis que abundan por las calles del centro a esa hora
de la noche.
- Soy arquitecto – me dijo
– chileno.
Afirmé con la cabeza.
- Mi padre formó el MIR, en
chile. Y nos jodió a todos la vida por eso.
Reflexioné. Hay que ser
valiente, pensé, la vida es tan corta para dejarse cosas por hacer. Lo dije
como quien habla de un dolor que no ha vivido.
- Supongo que si quieres
hacer algo debes hacerlo y vida sólo hay una, así que tu padre también fue
valiente.
- Le hubiera encantado
oírte, sí… valiente y un cabrón.
- He vivido en Chile, luego
en un pueblito en Lleida cuando nos exiliamos, después Argentina, Cuba, París…
- Te quejas, como si fuera
mejor vivir en un lugar toda la vida.
Volvió a intentar enfocar
la vista, ahora me doy cuenta de que estaba tratando de descubrir de donde era
yo.
- ¿Dónde vas?
- A mi casa.
- Sí, es verdad. ¿De dónde
eres? ¿Eres chilena?
Me reí.
- No el chileno eres tú.
- ¿De dónde sale tu acento?
¿De dónde eres?
- A mí la identidad me
tiene dividida. Pero no me mires así, lo prefiero. Ahora vivo aquí.
Sólo a un extraño puedes contarle las
cosas así, el miedo al juicio se hace más diluido, no hay confianza que
traicionar, amistad que conservar o intereses que cuidar. Las cosas, tal como
son, tal como las vives.
Lentamente subimos Rambla arriba entre
turistas borrachos, pakistaníes que nos ofrecían el mundo a nuestro alcance,
las putas que cuidaban esquinas y el agua de la brigada de limpieza pisándonos
los talones. Nos desviamos por Hospital, su intención era llegar al Apolo, una
discoteca al otro lado del Raval; como yo igual tenía que atravesar la zona
fuera por arriba o por abajo, decidí ayudarle en su camino y acompañarle por
abajo hasta el punto en que la ruta nos dividiría.
- ¿De dónde vienes?
- De mi casa.
- Ah, y ¿en tu casa te
pusiste así?
- ¿Así cómo? – me respondió
sorprendido -.
- Así de borracho. Porque
estás borracho.
- Bueno… debajo de mi casa
hay un bar.
- Ah… ¿Así que estás
saliendo solo?
- Sí.
Me miró como si se sintiera juzgado.
- No me parece mal – traté
de arreglar.
Un vagabundo nocturno; me vino a la
cabeza. En cierta manera yo también lo era. Mi noche había sido un recorrido
paria acompañado de personajes inciertos. Había empezado con un amigo reciente
que había resultado pretendiente sin éxito y cuando estábamos terminando de
comernos los postres Quim se había cruzado por delante de los cristales del
restaurante de Lucio hacía el Harlem, ahí el nombre forró me arrastró con él a
la pista de baile de ese pequeño lugar a medio iluminar y de concurrida asistencia
brasileña. Sudé, siempre sudo cuando bailo. Me aprieto, cierro los ojos, dejo
que mi cadera se cuelgue sobre la de ellos para dejarme llevar en el balanceo
lento del forró. Cuando Quim se puso demasiado insistente decidí irme. No
quería su lengua en mi oreja, me dejé vacilar sólo para poder decirle un par de
veces más que no, que no quería. Quería castigar su arrogancia masculina.
Quería castigarlo por tratar de desacralizar lo que yo y su mejor amigo
habíamos tenido. Era como si todo aquello no hubiera sucedido. Ya era tiempo de
minimizarlo, pero esa noche tu nombre se paseó por todas las bocas, esa noche
tu nombre incluso estuvo escrito en el mantel de mi mesa, sin plato que lo
cubriera, escrito por el boli de tu amigo. Y cada vez que alguien lo repetía,
Quim me miraba de reojo mientras yo fingía no sentir nada. Nunca dije nada ¿qué
voy a decirles? ¿qué no entiendo? ¿qué no se nada de ti desde hace más de un
mes? ¿qué me robaste la amistad por una noche de amor que yo ni tan siquiera
quería? Yo, que tardé en aprobártela, en darte el visto bueno más de cuatro
meses desde que empezaste a insistir.
- Las moscas en Europa son
más tontas que en Latinoamérica.
Su comentario me sacó del pensamiento
¿las moscas son más tontas en Europa?
- ¿Las moscas son más
tontas en Europa?
- Sí, está comprobado. Tú
en Chile o en Argentina no puedes cazar una mosca al vuelo, no se dejan. En
cambio aquí, zas!
Dio una palmada ruidosa
al aire imitando el gesto de atrapar una mosca entre dos palmas, una segunda
palmada, una tercera, para la cuarta, ya me había parecido que el cuento se
estaba poniendo bizarro.
Esa vez tuvo mi cara por
toda respuesta, y un – mira – cuando me pareció que el silencio se ponía
peligroso.
- ¿Fumas?
- Sí.
- ¿Quieres?
Sacó otro cigarrillo.
- No, gracias, no tengo
ganas de fumar.
- Y continuamos caminando.
Su lentitud era irritante.
- Una vez me caí desde una
altura de veinte metros. Toda mi vida pasó por delante de mí. Toda.
- ¿En serio?
- Toda. Es que es muy
fuerte.
- Eso dicen.
- Hubo un silencio.
- ¿Dónde vas?
- A mi casa y no quiero
fumar, gracias.
Era un personaje solitario
que no me atraía en lo más mínimo como hombre. Lo que me atraía de él - lo que
permitió nuestra conversación - era la idea de una conversación ajena e
imprevisible, era la idea de alejar las ideas de mi cabeza, de alejar la lengua
de Quim de mi oreja, la mano de Mario sobre mi rodilla, tu nombre de mi cabeza.
Todo tiene su fin.
- Creo que aquí nos separamos.
Yo voy para arriba, tú vas para abajo.
- Te acompaño hasta tu
casa.
- No creo. Tú vas muy lento
y yo tengo un largo camino de regreso.
- Me gustaría volver a
quedar contigo.
- Dirás quedar. Porque
antes no habíamos quedado.
- Eso.
- ¿Me puedes dar tu
teléfono?
- Sí.
Sacó el teléfono. Como
era incapaz de atinarle a las teclas correspondientes, me tomé la libertad de
insertar mi nombre en su agenda.
- ¿Lili?
- Sí.
- Adán.
Nos estrechamos la mano.
-
jueves, 9 de agosto de 2012
Hate romantic
-Do you think we should miss people?
- Yes. It means you need them or at least you love them.
...
-It's sad. Like all romantic ideas.
...
- And like all of them, it doesn´t exist. Just another lie.
- Yes. It means you need them or at least you love them.
...
-It's sad. Like all romantic ideas.
...
- And like all of them, it doesn´t exist. Just another lie.
martes, 17 de julio de 2012
Sábanas arrugadas
Mi madre no nos enseñó a doblar las sábanas juntas. Ella se desesperaba con nuestra torpeza primeriza y nos decía: "mirad", y había que quedarse mirando como ella sola era capaz de doblar cualquier sábana.
Creo que la lección que consiguió marcarme a fuego no fue como doblar una sábana sin ayuda, sino, un obsesivo "yo puedo" que se ha convertido en la directriz de mi vida.
Antes un sábana arrugada que pedir ayuda.
Creo que la lección que consiguió marcarme a fuego no fue como doblar una sábana sin ayuda, sino, un obsesivo "yo puedo" que se ha convertido en la directriz de mi vida.
Antes un sábana arrugada que pedir ayuda.
miércoles, 13 de junio de 2012
Un gato maulla
Hay un gato
maullando desde hace varios días. No sé exactamente donde, su sonido me llega
desde la calle bajo todos los ruidos habituales. A pesar de estar oculto -
estoy segura de que nadie lo ve, nadie lo cuida, de que está sólo en un lugar
del que nadie se percata - me llega todo el sentir de sus maullidos. Es como un
cantante flamenco pero sin el abrazo del arte que hace que los errores de la existencia
se puedan mirar de frente. A este gato no se le podría mirar de frente sin
tener el instinto irreprimible de abrazarlo y consolarlo. Morirá. ¿Alguien más lo estará escuchando? O ¿Seré yo sola la interlocutora muda
de su desgracia?
lunes, 11 de junio de 2012
No quiero quedarme pero no quiero irme
Hablar con
gravedad. Dejar los espejos en el suelo. Oír las palabras de los demás. Recibir
los golpes en el pecho blando y adolorido de un dolor tan persistente que acabará
matándome a mí o a la idea de la vida que me dieron, que recibí, que poco a
poco se va quedando atrás para dejar delante de mí un camino en blanco que
espera que escriba sobre él. Pero yo no sé que escribir, qué planear para tanta
vida y tanta locura, yo quiero que el camino me tatué a mí palabras incomprensibles
pero sensibles sobre esta piel que nunca me abandona, que no permite que me
aparte de los sentimientos de los que a veces huyo con terror.
domingo, 27 de mayo de 2012
sueños agitados
Últimamente duermo
con hombres de sueños agitados. Ellos no se dan cuenta, pero forcejean con
monstruos durante la noche y yo los veo maniobrar contra lo invisible, contra
la noche en la que sólo estamos yo y sus recuerdos. Anónimos los unos para los
otros. A veces, si la pesadilla dura demasiado o es demasiado violenta les acaricio
la oreja para calmarlos y poco a poco van entrando de nuevo en breves tenebras
de tranquilidad. Ellos nunca se acuerdan por la mañana o fingen no saber qué
soñaban. Miro sin insistir en la verdad o la mentira, según la circunstancia, solamente
miro. No digo, últimamente tampoco digo, escucho, tengo mucho más que escuchar
que decir. Por la mañana nos borraremos sutilmente del recuerdo consciente de
ambos. Tal vez nos encontremos otro día en otra cama en otro sueño agitado.
martes, 1 de mayo de 2012
Remedios caseros para la ansiedad
1. La fideuá que ha dejado tu madre tras su visita. Si le añades un buen all i oli, te eliminará la posibilidad de tirar de tu agenda en esos momentos.
2. Si no tienes fideuá; llamar al de la Barceloneta.
3. O al que en la lista de tu teléfono está nombrado como Jon Gintonic.
4. Fumar y beber, dicen que sólo la alimenta, pero si consigues pasarte lo suficiente el dolor de cabeza la anula o dejas de pensar en ella.
5. No mirar chats que hablan sobre la ansiedad y como calmarla. A parte de que no vas a hacer nada de lo que te recomiendan: no comas chocolate, no bebas, respira hondo, medita... sólo van a hacerte sentir más culpable cuando vayas a la cocina a buscar una copa.
6. Escribir funciona algo.
7. Trabajar no funciona nada.
8. Ducharse largamente con una buena lista de música como compañía, esto es pasajero.
9. Sobretodo no llames a alguien para quedar dentro de un par de horas. Las dos horas se volverán tu peor enemigo y la ansiedad irá en crescendo. Lo más probable es que llegues borracha a tu cita.
10. O finalmente, y como estoy pidiendo hoy yo: que te recomienden un exorcista.
2. Si no tienes fideuá; llamar al de la Barceloneta.
3. O al que en la lista de tu teléfono está nombrado como Jon Gintonic.
4. Fumar y beber, dicen que sólo la alimenta, pero si consigues pasarte lo suficiente el dolor de cabeza la anula o dejas de pensar en ella.
5. No mirar chats que hablan sobre la ansiedad y como calmarla. A parte de que no vas a hacer nada de lo que te recomiendan: no comas chocolate, no bebas, respira hondo, medita... sólo van a hacerte sentir más culpable cuando vayas a la cocina a buscar una copa.
6. Escribir funciona algo.
7. Trabajar no funciona nada.
8. Ducharse largamente con una buena lista de música como compañía, esto es pasajero.
9. Sobretodo no llames a alguien para quedar dentro de un par de horas. Las dos horas se volverán tu peor enemigo y la ansiedad irá en crescendo. Lo más probable es que llegues borracha a tu cita.
10. O finalmente, y como estoy pidiendo hoy yo: que te recomienden un exorcista.
sábado, 21 de abril de 2012
bruja
Bruja: (del alemán wicca) doblarse o volverse.
Y últimamente yo, que me siento como una; grande y extraña entre mis propios brazos. Nueva piel para nuevo animal. A lo mejor me doblo, a lo mejor me vuelvo a mirar lo que hay atrás, sólo porque lo que hay delante no se puede ver. Caminar entre noches sin niebla con los pies llenos de electricidad. Ver las miradas ajenas como una urraca buscando objetos brillantes. Sentir el puñal en el pecho sin morir en cada intento de amar el mundo.
Esa es mi bruja - que se parece extrañamente a brújula - ahora.
Y últimamente yo, que me siento como una; grande y extraña entre mis propios brazos. Nueva piel para nuevo animal. A lo mejor me doblo, a lo mejor me vuelvo a mirar lo que hay atrás, sólo porque lo que hay delante no se puede ver. Caminar entre noches sin niebla con los pies llenos de electricidad. Ver las miradas ajenas como una urraca buscando objetos brillantes. Sentir el puñal en el pecho sin morir en cada intento de amar el mundo.
Esa es mi bruja - que se parece extrañamente a brújula - ahora.
miércoles, 28 de marzo de 2012
Dime no
No, No, No, No. Dímelo otra vez: ¡No! ¿Cuántas veces me va a gritar No la vida? ¿Cuántas? Pues que me las diga todas las que quiera, a la cara, a voz en grito, con el pecho descubierto y por sorpresa. Dímelas cuantas veces quieras y así aprenderé a respetarlo, a asumirlo y a quererlo hasta que el No ya no dé nunca más miedo ya no sea más una barrera. Abriré todas las puertas del No y pasaré a través de ellas. Buscaré un Sí, como todos, pero estaré lista para enfrentarme a un No. Como una obstáculo más, como una posibilidad más, como un regalo. Eso; como un regalo. Los Nos también pueden ser regalos.
domingo, 25 de marzo de 2012
deaf-iniciones
Soledad; cuartos a oscuras mientras atardecía. Calles en noches de verano entre otros chiquillos hijos de obreros que no tienen nada que contar u oír en sus casas. Espacio; el que un niño – niño como lo pronunciaban entonces las generaciones de nuestros padres- se merecía. Y ni siquiera con –a, porque yo encima, soy niña.
martes, 20 de marzo de 2012
Dí-a-noche
Durante el día viajo en un barco quemando las velas y por la noche me enfrento a una marea fuerte y rápida, grande, tan grande que da temor… me aferro fuerte a cualquier lugar ¿será casualidad que siempre al picaporte de una puerta abierta? y mientras sujeto con toda mi ansia de vida pienso: no me vas a llevar. Y aunque siempre estoy al borde de no hacerlo, siempre sobrevivo.
lunes, 13 de febrero de 2012
pomelo
Muchas capas de piel todas imbricadas, carnosas, esponjosas, venosas. Tan difícil de pelar que te obliga a ser caótica al hacerlo y cuando finalmente llegas a la parte comestible; es de una amargura que reta y retrae, pero que se ofrece sin dificultad. La habitación quedará impregnada de su olor durante varias horas.
Definitivamente soy un pomelo.
Definitivamente soy un pomelo.
lunes, 6 de febrero de 2012
release please
Release, release, release.
Abre la compuerta, hoy puedes, esta noche sí. Vas a llorar, lo vas a lograr.
Y el taxista no deja de darme la vara con su esporádica vida en el mundo del cine.
Release, release, release.
Abre la compuerta, déjalo salir. Esta noche puedes.
Otra vez el dolor te roza pero pasar sin hacerte sangrar.
Y yo quiero llorar, al menos una vez: a todo trapo, a moco tendido, con sollozos y todo el show.
Un ratito, por favor.
Y el taxista ucraniano no para de hablar. Sus palabras son un estorbo, un muro más.
Release, release, release.
Abre la compuerta. Inténtalo...
No hay, no hay lágrimas para fuera.
Sólo puedo llorar por dentro. Fastidio.
Abre la compuerta, hoy puedes, esta noche sí. Vas a llorar, lo vas a lograr.
Y el taxista no deja de darme la vara con su esporádica vida en el mundo del cine.
Release, release, release.
Abre la compuerta, déjalo salir. Esta noche puedes.
Otra vez el dolor te roza pero pasar sin hacerte sangrar.
Y yo quiero llorar, al menos una vez: a todo trapo, a moco tendido, con sollozos y todo el show.
Un ratito, por favor.
Y el taxista ucraniano no para de hablar. Sus palabras son un estorbo, un muro más.
Release, release, release.
Abre la compuerta. Inténtalo...
No hay, no hay lágrimas para fuera.
Sólo puedo llorar por dentro. Fastidio.
domingo, 5 de febrero de 2012
and-si he de-ti (anxiety)
No importa que tan tarde te vayas a dormir.
No importa cuanto comas, cuanto fumes, cuanto bebas.
Todo es anestesia. Nunca te libras del todo.
De un momento a otro llegará bajo cualquier forma a desmontar tu vida, a quitarte los instantes de tranquilidad, a oxidarte la calma, a romperte el corazón, a joderte la salud.
No llama a la puerta, pero yo me hago la sorda cuando la intuyo llegar.
Finjo una regla sin dolor. Últimamente soy una experta en fingir.
Ahora ya somos un matrimonio.
No importa cuanto comas, cuanto fumes, cuanto bebas.
Todo es anestesia. Nunca te libras del todo.
De un momento a otro llegará bajo cualquier forma a desmontar tu vida, a quitarte los instantes de tranquilidad, a oxidarte la calma, a romperte el corazón, a joderte la salud.
No llama a la puerta, pero yo me hago la sorda cuando la intuyo llegar.
Finjo una regla sin dolor. Últimamente soy una experta en fingir.
Ahora ya somos un matrimonio.
viernes, 6 de enero de 2012
Reflexiones de hospital
Vicente estaba sentado junto a la ventana pero miraba fijamente hacia el suelo, no sé si estaba triste o simplemente no estaba. Cuando le dirigí un hola simpático no obtuve respuesta. Durante las horas que pasé en la habitación apenas nos dirigió una escasa mirada, si que iba para nosotros. Cuando escuchamos la estudiantina venir por el pasillo los tres nos sobresaltamos un poco, no lo esperábamos pero era de esperar; Día de Reyes en un hospital, estudiantina segura – debería decir un refrán. La enfermera vino y nos conminó a que saliéramos al pasillo, yo quise ayudar a mi tío, pero entre mi miedo a ofender su independencia y su terquedad, sólo pude acompañarlo. Vimos el espectáculo de la estudiantina – nosotros de pie desde el marco de la puerta y Vicente sentado en una silla a nuestro lado - algunas enfermeras bailaron animadas por el espectáculo bizarro de la música en ese pasillo de pijamas y zapatillas. Luego nosotros volvimos -no supe si Vicente quería seguir en su silla o entrar a la habitación- por suerte una enfermera se encargó de él, pero al levantarlo de la silla ¡zas! se le caen los pantalones al suelo; claro entre la sonda y la mano de Vicente, estuvieron así largos segundos mientras una segunda enfermera aparecía para hacer frente al problema un home cabal com vostè perdent els pantalons le dijo buenoooo… es lo único que le oí decir a Vicente, un bueno susurrado, resignado y sin esperanza. Yo pensé que el comentario de la enfermera era de lo más cruel ¿por qué recordarle su ego masculino a un hombre que lleva pañales, vive en pantalón de pijama perpetuamente y arrastra una sonda conectada a su uretra allá a donde va? ¿No es este el momento de acordarse de que todos somos simplemente personas, no egos, no géneros? Más tarde llegaron a visitarlo dos hombres encantadores de más o menos su edad ¿67? estuvieron largamente hablando con él, le ayudaron a comer y hasta me pareció ver que se animaba. Uno de ellos felicitándolo por la cantidad de comida ingerida le dice Molt bé, t’estàs portant com un home avui! Y frente a su propio eco se dice: bueno, és el que som, no? Reflexioné. No he oído semejantes frases dichas a una mujer enferma que ha perdido su dignidad para alimentar su ego o animarla. - te estás portando como una mujer, eh? – todo lo contrario, decirlo podría suponer una forma de degradar a alguien. Así de machista sigue siendo nuestra sociedad. Sin embargo, no es este un escrito sobre el género, o no lo es especialmente, es un escrito sobre Vicente, un señor de pelo blanco y ralo que ha dejado de mirar por la ventana para mirar al suelo indefinidamente, que no habla, que casi siempre parece que no entiende y que se va poco a poco de la esfera de los seres que todavía tenemos la suerte de comunicarnos. Se va poco a poco, porque dejar de comunicarse, es peor que dejar de ser macho, mucho peor señoras enfermeras. Perdónenme por castigar sus buenas intenciones.
miércoles, 4 de enero de 2012
------------------------------------------
Hay días que se suben a las espaldas y esperan la noche como el único desahogo posible. Un dolor de hombros cuesta arriba, de todo se puede, todo pasará, lo que no mata engorda… y bueno ¿quién necesita tanto engorde? ¿para qué tanta valentía si cuesta tanto dolor? Las barreras invisibles son las más difíciles de saltar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)