lunes, 13 de junio de 2011

Me duelen los huesos

Por las noches me cambio de cama varias veces, pero todas me resultan demasiado duras o demasiados blandas; como en el cuento, sólo que cuando despierto no hay ositos de caras tiernas viéndome dormir, sino una imagen nublada que desaparece poco a poco en la que me da tiempo a reconocerte. Y siento la tragedia en forma de punzadas en el pecho que me dejan tumbada en la cama dos horas más después de la alarma del despertador. Finalmente despierto obligada por la obligación de estar en el mundo, arrastrando esa sensación de dolor incrustado en la piel, imposible de compartir, imposible echarlo de mi.

No hay comentarios: