lunes, 29 de septiembre de 2008

salado pero dulce

Quería comer salado pero terminé comiéndome dos plátanos y un bowl de cereales. Cuando llegué a casa estaba tan nerviosa que no paraba de dar vueltas por el salón y la cocina. En algún momento mi cerebro debió centrifugarse y me confundí. Dos plátanos y un bowl de cereales, a pesar de que quería comer salado. Si pudiera suspiraría con profundidad y lloraría sobre el hombro de mi madre: ya estoy harta! – le diría. ¿De qué estás harta tú, que haces lo que quieres? – me contestaría. De no tener todo lo que quiero. ¿Todo? Bueno, la felicidad. Y dejaría que me acariciara el pelo mientras lloro a moco tendido. Pero el hombro de mi madre está cruzando el Atlántico y yo hace tiempo que no consigo llorar. Escribir esto debe ser una especie de sucedáneo. A veces pienso que la felicidad consiste en sacarle provecho a cada momento, no me refiero al Carpe diem sino a algo más duradero que el placer momentáneo. Que el provecho que saquemos a esos momentos sea para nuestra pequeña eternidad. El problema es que yo a veces me atraganto con la realidad, sobretodo cuando está sola.

4 comentarios:

José Úzquiza dijo...

Hola, aquí ando, descubriendo tu blog después de ver el de Tu Muerto Preferido.

Me gustó eso de que los taxis te pasan de largo...

Beso,

José Úzquiza

hibridovisual dijo...

Hola Liliana!

Esta bueno tu blog, aqui esta el link de mi blog, para que lo visites.

Saludos y seguimos en contacto.

hibrido dijo...

mmm, creo que no viene el link, este es el bueno.

R Chellet dijo...

Por qué ya no escribes?!!!

Con un coño!!

Carajo.


(guapa, inolvidablemente guapa)